Brazaletes

Este es nuestro brazalete Oyster, con sus exclusivos y particularmente robustos eslabones de tres elementos. Representa los valores fundamentales y las alianzas que caracterizan todo nuestro trabajo: la combinación de funcionalidad y forma, de precisión y fluidez, de comodidad y elegancia.

Desarrollado a finales de la década de 1930, encarna la intuición original de Hans Wilsdorf, que vislumbró el reloj de pulsera como una herramienta capaz de hacer frente a las complejidades de un mundo cada vez más avanzado. Rolex no solo desarrolló calibres que excedieron los estándares del arte relojero. También creó otros nuevos para el brazalete y le confirió su propia identidad y lenguaje. De manera que el brazalete Oyster se adapta al movimiento de quien lo lleva, pero tiene también el suyo propio.

Este es nuestro brazalete Jubilee. Su icónico diseño entrelazado es inconfundible. Es todo un ejemplo de fluidez y durabilidad que, al mismo tiempo, aporta comodidad. 

Hemos dedicado años de esfuerzo a lograr esta singular combinación, que incluye dos elementos laterales satinados y tres pulidos de menor tamaño en el centro. Presentado en 1945 con el Datejust para celebrar los 40 años de Rolex, este brazalete nunca ha dejado de evolucionar y, en la actualidad, lo podemos encontrar en otros relojes de nuestra colección. Su admirable acabado no es sino un reflejo de todo el trabajo y la maestría que hay detrás de este clásico.

Este es nuestro brazalete President. Desde que se presentó en 1956 como parte del Day‑Date, siempre se ha elaborado con oro de 18 quilates o platino 950, y su perfecta simetría encarna la belleza en su estado más puro.

Este extraordinario brazalete se compone de eslabones de tres elementos semicirculares que presentan un singular acabado pulido y satinado. Su nombre evocador refleja el espíritu de superación constante de nuestra marca. En 2015, se añadieron inserciones de cerámica para mejorar su comodidad y resistencia al desgaste. Una muestra adicional de excelencia que evidencia nuestro savoir‑faire relojero.

Este es nuestro brazalete Flat Jubilee. Se ha presentado este año en el Land‑Dweller y se integra de forma perfecta con la caja. El diseño de su minúsculo y enormemente resistente sistema de sujeción permite que sea prácticamente invisible, lo cual ensalza la armonía del conjunto. El brazalete está compuesto por cinco eslabones planos. Tres de ellos se han pulido con un ligero relieve en la parte central.

Los flanquean otros dos más anchos con un acabado satinado técnico. El canto superior de los eslabones externos se ha achaflanado y pulido con enorme esmero para generar una línea de luz que fluye desde el borde de la caja hasta convertirse en un círculo. Este admirable control de la continuidad es precisamente lo que hace que el brazalete y la caja se fusionen como si fueran un solo elemento.

Este es nuestro brazalete Settimo, que se ha presentado este año en el modelo 1908. Como su nombre sugiere, está compuesto por hileras de siete elementos. Tanto los elementos laterales, ligeramente más anchos, como los centrales se han redondeado y pulido para conseguir un brillo excepcional.

El brazalete, elaborado con perfiles ultrafinos de oro amarillo de 18 quilates, cuenta con un cierre Crownclasp prácticamente invisible. Su nuevo y discreto sistema de fijación patentado es la guinda que corona esta obra de arte: un equilibrio perfecto entre comodidad y fluidez. Ligero y cautivador, el brazalete Settimo rezuma resistencia y elegancia en estado puro.

Este es nuestro inconfundible brazalete Oysterflex, que se presentó en 2015 acompañando al Yacht‑Master 37. Su resistencia infalible proviene de dos láminas flexibles de metal sobremoldeadas con un elastómero de alto rendimiento: el diseño de esta innovación da respuesta a las necesidades específicas de algunos de nuestros relojes Profesionales.

Combina robustez y flexibilidad para alcanzar niveles de comodidad inigualables. Emparejar este brazalete técnico con cajas de reloj hechas de oro de 18 quilates puede resultar sorprendente, pero, aunque la estética del brazalete Oysterflex supone un paso en una nueva dirección, desde un punto de vista técnico va por delante de los demás. Esa extraordinaria resistencia está a la altura de las características superlativas de nuestros relojes, y eso es algo que también comparten los cojines de la cara interna del brazalete, que hacen que el reloj sea incomparablemente cómodo. El Oysterflex es reflejo de nuestra experiencia en correas y brazaletes, que valoramos tanto como la que hay detrás de la creación de nuestros calibres. Al fin y al cabo, nuestros relojes no podrían ser perpetuos si nuestros brazaletes no resistieran el paso del tiempo.

Este es nuestro cierre Oysterclasp. Es desplegable y cuenta con una tapa de protección que se abre con un solo movimiento. Este sistema tan robusto como sofisticado se ha creado para el uso cotidiano y aúna a la perfección seguridad y facilidad de uso.

Aunque resulta difícil explicar la tranquilidad que nos aporta, la sensación al accionarlo es inconfundible: una ligera resistencia inicial que concluye con un sonido breve y definido. Es un clic, casi un eco, que ilustra la extraordinaria fiabilidad del cierre Oysterclasp.

Este es nuestro cierre Crownclasp. Se camufla a la perfección entre los eslabones del brazalete, así que es casi invisible. Sus dos láminas plegables cuentan con un mecanismo de bloqueo que queda totalmente oculto y se activa con una palanca en forma de corona.

Este cierre de gran sutileza realza el sofisticado estilo de los brazaletes President o Jubilee y nos permite abrocharlos y desabrocharlos de forma segura. El diseño que se esconde tras esa discreta fachada nos ofrece un rendimiento extraordinario y es toda una fuente de inspiración. Se crea una unión inevitable.

Este es nuestro cierre Oysterlock. Es un sistema ideado para nuestros relojes Profesionales que cuenta con un elemento de seguridad para evitar que se abra de forma involuntaria.

Gracias a su gran fiabilidad, nos aporta seguridad en todo momento por muy extremas que sean las condiciones. El cierre Oysterlock se basa en un método doble que nos permite bloquear y soltar. Así, podemos seguir nuestro camino con confianza, pues sabemos que el reloj no se desabrochará.

Este es nuestro sistema de extensión Rolex Glidelock. Presentado en 2008 y patentado, permite ajustar la longitud de algunos de nuestros brazaletes hasta unos 15 o 20 mm, muesca a muesca, sin necesidad de herramientas. La cremallera está discretamente integrada bajo la tapa del cierre de nuestros relojes de submarinismo y de los equipados con el brazalete Oysterflex.

A menudo es imposible prever los cambios repentinos en nuestro entorno, así que poder adaptarnos con la máxima precisión y llegar hasta el límite supone una gran ventaja. El Rolex Glidelock hace esa ventaja realidad de más de una manera. Porque más allá de la simplicidad de uso, aplicamos la maestría de la marca en el desarrollo de los mecanismos de extensión, ya que concebimos los relojes como un conjunto en el que el brazalete desempeña un papel fundamental. Nuestros especialistas han diseñado este sistema gradual para que los usuarios puedan explorar nuevas latitudes, en cualquier dirección. Así tendrán libertad para extender aún más sus horizontes.

Presentamos el Fliplock, uno de nuestros sistemas de extensión de los brazaletes. Sus tres láminas plegables, ocultas bajo la tapa del cierre, equipan el brazalete Oyster de nuestro reloj de submarinismo profundo, el Oyster Perpetual Deepsea Challenge,

y permiten aumentar su longitud unos 26 mm. Como complemento del Rolex Glidelock, esta extensión adicional hace que el reloj se pueda adaptar a un traje de buceo de hasta 7 mm de grosor. Gracias a las láminas Fliplock, es posible llevar el reloj en cualquier circunstancia. Y, además de ahorrar tiempo, este sistema limita al máximo los ajustes que hay que hacer en entornos extremos. Con un solo gesto obtenemos más flexibilidad y un mayor rango de movimiento. Una libertad que nos invita a superar nuestros límites. Cuando los elementos nos imponen sus condiciones, se agradece la comodidad. Pero la amplitud de movimientos y la capacidad de acción son aún más importantes.