
Oro amarillo
En materia de excelencia
Este es nuestro oro amarillo de 18 quilates. A primera vista, es como cualquier otro. Sin embargo, solo se puede encontrar en nuestros relojes: lo elaboramos en nuestra propia fundición, ubicada en la sede de Plan‑les‑Ouates de Ginebra. Pero ¿por qué nos tomamos la molestia de integrar un proceso industrial tan complejo y laborioso?
Simplemente porque es la única forma de garantizar la pureza y la homogeneidad de este oro hasta el último átomo. El oro de 24 quilates en estado natural es muy maleable, así que se debe mezclar con plata y cobre para que sea verdaderamente resistente. Solo cuando se dominan todas las etapas de la transformación, desde la colada hasta el moldeado final, puede la aleación obtener las cualidades incomparables que caracterizan a nuestro distintivo oro de 18 quilates. Cuando se mira de cerca, es fácil ver que esta aleación no solo es preciosa. Es única.
