Un laboratorio viviente
Para el fundador de Rolex, Hans Wilsdorf, el mundo era un laboratorio viviente. Desde la década de 1930, empezó a utilizarlo como un laboratorio de ensayo para sus relojes, enviándolos a los lugares más extremos en la muñeca de exploradores que llegaron a lo desconocido. Pero el mundo ha cambiado.
A medida que avanza el siglo XXI, la exploración por el afán de descubrimiento ha cedido el paso a la exploración como medio para preservar la naturaleza. Rolex sigue el legado de su fundador, apoyando a los exploradores del presente en sus nuevas misiones: hacer del planeta un lugar imperecedero.